Traducciones que no podemos aceptar.

Los traductores alguna vez nos hemos encontrado ante una propuesta de traducción de un cliente o empresa de traducción y tenemos que decirle que no podemos hacernos cargo y quedar bien. ¿Cómo lo hacemos?

A todos los traductores, más temprano que tarde, nos acaba pasando que uno de nuestros clientes, particular o agencia de traducción, nos brinda la realización de una traducción que no vamos a podemos hacer. Pude ser un encargo cuyo plazo no vamos a poder satisfacer por estar involucrados en otro proyecto de traducción, o de una especialidad que no dominamos al 100%, o que no nos encontramos cómodos o de una combinación lingüística que no realizamos. Entre las más habituales entran el inglés, francés, alemán, italiano o portugués.
En cualquiera de estos casos, estamos ante la incertidumbre de como actuar para no quedar mal con el cliente. Naturalmente, siempre tenemos la posibilidad de declinar el encargo sin más y dejar al cliente a su suerte. Pero si le damos una solución al problema, no solo quedaremos divinamente, sino que tendremos a al cliente encantado con nosotros para futuros trabajos de traducción. Tenemos varias opciones posibles:

1) Podemos recomendarle a nuestro cliente a un colega traductor.

Debemos saber como trabaja, naturalmente, y que tenga disponibilidad para realizar el mencionado encargo de traducción (no se trata de pasarle el marrón a otro). En este caso, simplemente nos limitamos a enviar al cliente a otro colega para que se comunique directamente con él. Lo óptimo, obviamente, es confiar en alguien de confianza y que sepamos de antemano que su trabajo es de alta calidad. Desafortunadamente, esta opción no siempre es posible, máxime cuando se trata de lenguas que no manejamos. De todos modos, aún así podemos recomendar a nuestro cliente un compañero traductor que nos ofrezca una imagen de profesionalidad y seriedad. En este punto hay que incidir que en este caso, siempre debemos informar al cliente que nosotros no podemos garantizar la calidad de este trabajo.

2) Realizar nosotros la traducción y encargar a otro que la revise. 

Si nos vemos con el valor y conocimiento suficiente para intentar realizar nosotros mismos la traducción, es conveniente que encarguemos la traducción a un revisor especializado en la temática del texto. Pero esta opción es solo recomendable si te ves realmente capacitado a realizar la traducción correctamente, pero algunos términos concretos son tan especializados que requiere la revisión de un experto en esta materia ("zapatero a tus zapatos").


3) Aceptar realizar las traducciones y posteriormente subcontratarlo. 
En esta opción, actuamos como meros intermediarios. Tratamos con nuestro cliente, pero de la realización del trabajo lo hace otra u otras personas. Si elegimos esta opción, es fundamental escoger a un traductor que sepamos que va a realizar un trabajo de alta calidad (como si lo hubieras realizado tú), ya que los que vamos a dar la cara ante el cliente, vamos a ser nosotros. Es por esto que es mucho más que recomendable, siempre que sea posible, realizar una revisión de la traducción antes de enviársela al cliente. También tenemos la opción de informar a nuestro cliente que hemos subcontratado la traducción y que ha pasado por nuestras manos para revisarla. Aunque ante esto hay clientes de todo tipo, los hay que reaccionan positivamente y otros no, aunque estos segundos son los menos. En cierto modo es como si fuésemos una "mini" agencia de traducción.

4) Remitir al cliente a algún directorio de traductores.

Esta última opción es la menos recomendable, ya que, aunque ayudamos a nuestro cliente, puede interpretar que lo abandonamos a sus suerte (los hay con la piel muy fina, es decir, muy sensibles). Pero es que hay ocasiones en que no nos queda más remedio, pero nadie mejor que tu conoces a tus clientes. Por otro lado, aunque sea políticamente incorrecto decirlo, siempre te entra el temor de que encuentre a un traductor más alto, más guapo y más simpático que tú. Es decir, un traductor que trabaje con muy buena calidad como tú y además más barato. Pero aún así, si no se nos tenemos a ningún colega traductor a quien recurrir o recomendar, o si no disponeos de tiempo o ganas para hacerlo, siempre nos queda la posibilidad de ofrecer a nuestro cliente un listado de traductores donde él mismo puede ponerse en contacto con el traductor que prefiera (por ejemplo, Go Traslators, ProZ,  Translators base, Asetrad, Translators café o tal vez la lista de traductores jurados del Ministerio de Asuntos Exteriores).

En resumen, se trata de poder cubrir y satisfacer las necesidades de nuestro cliente de una forma u otra. Ten en cuenta que normalmente, el cliente es totalmente inexperto en el mundo de las traducciones, y si contigo tiene cubiertas su necesidades, tener que empezar de cero y buscar a otro traductor se les antoja muy incómodo. Recuerda que un cliente satisfecho es una de las mejores publicidades que puedes tener.
El boca a boca es uno de los métodos publicitarios más efectivos y sobre todo más baratos. Por ejemplo y aunque parezca un chiste, tengo un muy buen cliente que contactó conmigo mediante el cuñado de un amigo de su hermana. Coincidieron en una barbacoa y surgió el tema y uno de ellos que era mi cliente y me recomendó. Pues ya ves... hasta una barbacoa puede hacerte ganar clientes.


Si tienes alguna estrategia más que tú utilices, no dudes en compartirla :-)

6 comentarios:

  1. Me parece un post muy interesante.
    Creo que la sinceridad es muy importante y supongo que el cliente prefiere la sinceridad a que le puedan engañar. Las opciones que escribes son muy buenas y explicándoselas a nuestro cliente, estoy segura que aceptará sin problemas.

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  2. Traducciones profesionales e idiomas23 de octubre de 2014, 20:38

    Muchas gracias Sabina. Efectivamente el cliente, por norma general, siempre prefiere la sinceridad. A nadie le gusta que le engañen o le oculten información. ¿no crees?

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  3. Yo sinceramente no me complico, si puedo atender la solicitud de mi cliente y puedo ofrecer plenas garantías de calidad y plazo lo acepto. Y si no puedo pues simplemente le digo que no puedo hacer la traducción.

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    1. Naturalmente es una opción, y verdaderamente la que menos quebraderos de cabeza te va a comportar. Pero en mi humilde opinión Delphine, creo que si puedes ayudar al cliente, el lo va a ver como un valor añadido a tu servicio de traducción.
      Muchas gracias por comentar :-)

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  4. Pues yo creo que si tenemos un cliente de los que llamamos "de toda la vida", aunque no podamos encargarnos nosotros personalmente, debemos realizar un poco la labor de gesto e intentar ayudarle a encontrar una solución. Yo las veces que he actuado de este modo, el cliente me lo ha agradecido mucho y además me he marcado un punto ante él ;-)

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo Juanjo. Como decía en mi respuesta al comentario anterior de Delphine, creo que es la mejor opción. Este tipo de gestión el cliente la agradece mucho.
      Gracias por tu comentario y espero verte pronto por aquí.

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